miércoles, 13 de marzo de 2013

El reformismo borbónico

Durante el siglo XVIII se producen en España continuas denuncias de los ilustrados sobre la situación del campo en España, la industria, la educación, la cultura etc. En un intento de poner remedio, la corona crea las reales fábricas, y hace proyectos colonizadores; además de otras reformas que son patrocinadas por el rey, desde su óptica de déspota ilustrado. El rey tenía el dominio absoluto, por derecho de conquista; recordemos que para ser rey había tenido que ganar una guerra civil. En 1711 se imponen en Aragón los Decretos de Nueva Planta, que son, en realidad, una nueva organización política del reino. Se sustituyen los virreyes, creación aragonesa, por un comandante general, que es también presidente de la audiencia. Desaparece el pactismo, propio de los Habsburgo, y el Consejo de Aragón, para imponer los secretarios de Estado y de Despacho, una medida centralizadora que lleva a Madrid el poder de decisión. A pesar de estas medidas contra las instituciones tradicionales, los Decretos de Nueva Planta no encontraron grandes resistencias para su establecimiento, ya que el ordenamiento anterior era sumamente arcaico. La Administración borbónica crea las Cortes de España, suprimiendo las de los distintos reinos, Aragón y Valencia en 1709, Cataluña en 1724, etc., pero no se reunirán hasta 1812, salvo para las coronaciones reales.

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